Señor Dios Todopoderoso, cuantas veces hemos confundido tu palabra y con la excusa de hacerlo por ti te hemos ofendido, incluso en tu propio Hijo. Nuestra avaricia, codicia y maldad no tiene límites, somos hijos del pecado, y pecadores nacimos. Si tu no nos hubieras rescatado estaríamos perdidos por tiempo eterno.
Cuantas veces hemos hecho tropezar y hemos hecho daño a nuestros hermanos, por culpa de religiones, invenciones humanas, normas humanas, leyes humanas.
Juzgamos y prejuzgamos sin sentido, como si hubiera alguien de nosotros por encima de los demás, cuando lo cierto es que todos nosotros somos la misma basura, desperdicios, despojos.
Batallas, peleas y luchas es lo único que sabemos hacer, es lo que hemos hecho siempre. Si Tu ni hubiéras sido nuestra luz, ¿qué hubiera sido de nosotros? No sabríamos ni lo que es el bien.
Envíanos tu Espíritu, purifícanos. Envíanos tu Espíritu, Padre Eterno, consuélanos. Envíanos tu Espíritu, guíanos. Envíanos tu Espíritu, sálvanos, Dios Omnipotente.
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