Nos fatigamos cada dia en rencillas y disputas, discutimos vanamente y nos golpeamos. ¡Qué ignorantes somos! Tras el dinero y la codicia nos movemos, y si hay que dar algo al hermano le damos excusas. ¡Que vivarachos somos para el vicio y la lujuria, y que lentos en la bondad y la ternura! Este mundo de malda que toca a su fin nos contamina, y contaminados por su suciedad nos destruimos mutuamente. Herimos sin piedad y luego lo publicamos para que seamos aplaudidos, relamiéndonos en nuestra gloria y fama, cuando toda la gloria debe dirigirse a ti Señor Dios justo.
Increíblemente nos estorbamos, no podemos con nuestras propias inmundicias, su peso encorva nuestas columnas y nos hace arrastrar los pies. Somos como pordioseros cuando deberíamos disfrutar con Tu presencia. Ignorantes vivimos que para disfrutar por un tiempo corto vendemos todo lo demás, nuestras esperanzas incluídas, haciéndonos merecedores de la más terrible eternidad.
Señor, ten piedad, haz que veamos y oigamos tu salvación.
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